PRÓLOGO
JOSÉ CHAMIZO.
Defensor del pueblo Andaluz                                                                                                                                                                                                                  

Hace unos meses conocí a Julio Lorca con motivo de la colaboración que, desinteresadamente, nos prestó en la celebración de la jornada que la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz organizó sobre Personas Mayores y TIC para dar a conocer el contenido del Informe Especial al Parlamento andaluz que habíamos confeccionado con ese título.
Durante su intervención como ponente y después, de manera más personal, seguimos con atención las reflexiones y opiniones que nos trasladaba sobre los acontecimientos y los problemas que preocupan a la ciudadanía en un mundo cambiante. La misma convicción volcaba para expresar sus inquietudes como para, luego, arrimarte sus respuestas y esperanzas.  Ahora, cuando he tenido ocasión de leer esta sucesiva crónica de lo que está aconteciendo cotidianamente en nuestro entorno en el siglo XXI, recuerdo dos ideas que transmitía en este encuentro: la innovación y participación.
Nos las expuso apasionadamente como pilares de un necesario nuevo orden social, económico y político más justo, más sostenible y más solidario.
Julio Lorca destina su potente convicción en abrirnos los ojos ante la  innovación, que inunda los ámbitos técnico, científico, económico, de las ciencias sociales, de la cultura o en cualquier otro escenario. Cita sagazmente a Mario Benedetti “... creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.”
Y en seguida apoya todo su mensaje en la dimensión mil veces compartida de estos procesos innovadores, a través de la participación. La lectura de estas páginas supone asomarnos a contemplar, pero también, comprender “lo que está pasando” en esa nueva sociedad digital en la que se ha “vulgarizado” el conocimiento. Este proceso de apertura incontrolado y de accesibilidad no es comparable a la superación de los espacios cerrados conventuales, como ocurrió con la imprenta en el Renacimiento. Hablamos de la potencialidad universal de la Word Wide Web, que ha arrasado las élites encerradas en bibliotecas, cátedras, prensa, etc.
Vivimos un tiempo en el que hemos pasado, también, de la L‘Encyclopédie ou Dictionnaire de Diderot y d’Alembert, compendio del conocimiento del siglo XVIII, a la Wikipedia construida por una ciudadanía emancipada que colabora diariamente en la construcción de un gran recipiente de la experiencia global.
Julio, a través de sus escritos, nos da a conocer qué está ocurriendo y qué propuestas están surgiendo para afrontar los grandes retos de nuestro tiempo como la discapacidad, el desempleo, el tsunami demográfico, las enfermedades raras, Y nos habla de los riesgos y las oportunidades de la red y de las nuevas tecnologías, el proyecto coreano de la urbe ubicua, o la necesidad de investigar las consecuencias de la apnea al volante, pasando por los comentarios que dedica a la Nanotecnología y sus aplicaciones en un futuro que empieza a ser ya presente, reflexiones sobre el papel que puede y deben desarrollar los profesionales farmacéuticos en el sistema de salud, las ciberturbas, el gobierno por las circunstancias o poder “adhocrático”, etc.
Todo ello, lo afronta, como decía, desde una perspectiva valiente y con un criterio de innovación como respuesta a las necesidades más urgentes y necesarias de una sociedad que tiene que estar preparada para participar.
Somos ya un colectivo preparado para asumir y disfrutar de los avances científicos y las nuevas ideas que, como respuesta a tantos retos, circulan por la red. Esa accesibilidad de contenidos y de conocimiento compartido es el presupuesto lógico para pensar en que mañana, tal vez hoy, se pueden convertir en un elemento crítico que despierte políticas activas desde los poderes públicos.
Pero no nos engañemos; esas respuestas que, desesperadamente, necesita la ciudadanía no van a ser ofrecidas, como nos recuerda Julio, por “las Instituciones del siglo XX ya que no sirven para lo que la nueva realidad nos demanda, y ellas son incapaces de cambiarlas”, por cuanto, siguiendo a Einstein, “ningún problema puede ser resuelto por la misma conciencia que lo creó.”
Hoy, más que nunca, es necesaria la participación de la sociedad como ese segundo pilar del que hablábamos junto a la innovación. Así, desde un modelo de “gobierno abierto”, podremos apostar de una vez por todas, sin formalismos, por la Gobernanza. Se trata de forjar esa masa inteligente, gente participativa y abierta, que accede a la sabiduría que nos aportan los Albert Einstein, Javier Romañach, los Gerald J, Bolck, los MyungOh, Eamonn Kelly, los Geroge Akerlof, los Teihard de Chardin y tantos otros que se mencionan o protagonizan esa crónica de lo novedoso que componen este libro.
!Innovación y ¡democracia real YA!, es la hoja de ruta que debe seguir la ciudadanía emancipada a la hora de exigir a nuestros representantes públicos que pongan en marcha políticas transparentes y efectivas para dar respuesta a sus necesidades.
Y en este devenir, las redes sociales, el ciber-liderazgo tienen un papel extraordinario que desarrollar en el seno de la Democracia 2.0. Ahí justamente queremos estar como Institución Defensora de los derechos de la ciudadanía, tal y como nos reclama Julio en la reflexión, Defensores del Pueblo 2.0, que cierra esta publicación.